lunes, 20 de septiembre de 2010

después de Caparrós

Es raro como te podés sentir turista en tu propio pais, cruzando una calle o la otra. Sentirte incómodo vivendo de ese lado del paredón cuando sabés que en realidad sos del 1%. Que lo que hoy me hace no querer volver, cuando hay mas sentido de familia en una de esas con violencia.

Es acaso por esto que me inmerso en la naturaleza donde no hay pasado ni futuro, la única psicología es la dinámica ecológica. De repente siento que mi vocación es escaparme, escaparme de un intenso sentimiento de no pertenencia. Escaparme de mi estúpida inconformidad que sé que es infundada. Escaparme de la dinámica poblacional de mi especie, y hacer lo que tanto odio, no reconocerme como animal, con mis propios comportamientos, nuestras propias competencias. Es tan estúpidamente complicado que hasta parece simple.

Por qué nos inventamos una forma de tiempo que se gasta, y armamos un mundo según este modelo? Si creyéramos de verdad en otras vidas, eternos retornos, en un viaje infinito -si consiguiéramos realmente sustraernos a la evidencia de la muerte-. podríamos haber producido una forma del tiempo que no se gastara, que no estuviera hecha de insoportable finitud -y, entonce, podríamos pensar el mundo muy distinti. Pero no lo hicimos. La ilustracion nos condenó a esta idea de que sólo tenemos lo que vemos -y lo que vemos es, por todos lados, cosas que se acaban.

Una luna, Caparrós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario