Nunca seremos capaces de establecer con seguridad en qué medida nuestras relaciones con los demás son producto de nuestros sentmientos, de nuestro amor, de nuestro desamor, bondad o maldad, y hasta que punto son el resultado de las relaciones de fuerzas existente ente ellos y nosotros.

La verdadera bondad del hombre sólo puedo manifestarse con absoluta limpiez y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de moralidad radica en aquellos que están a su merced: los animales

(..)Teresa no quier culpar a Tomás ni culparse a si misma, no pretende afirmar que pudieran quererse más. Pero la da la impresión de que la pareja humana está hecha de tal manera de que su amor es a priori de peor clase de la que puede ser el amor entre una persona y un perro, esa extravagancia en la historia del hombre, probablmeente no planeada por el Creador.

Es un amor desinteresado: Teresa no quiere nada de Karenin. Ni siquiera le pide amor. (..) El amor entre un hombre y un perro es idilio. En el no hay conflictos, no hay escenas desgarradoras, no hay evolución.

El tiempo humano no da vueltas en redondo, es una trayectoria recta.. la felicidad es el deseo de repetir.

La insoportable levedad del ser.

Tan obsecionados estamos con la maldita evolución, tanto jodemos con que somos superiores que otras especies. Por qué no podemos evolucionar y dejar de tener esa necesidad de corresponder en una sociedad, de pertenecer a una manda y cumplir x rol, porque hay que vivir en enjambre y no se puede simplemente ser?

No, no somos más que una especie con las mismas necesidades que cualquier otra, que en vez de responder a la supervivencia, responde a su rol cancerígeno de destrucción, al fin y al cabo nada es efimero y de alguna forma la vida termina.